top of page
18 de Octubre
El Tapiz Ayacuchano como tesoro cultural invaluable
Ana Coronel
Edson Ticona

Declarar el tejido del tapiz ayacuchano como Patrimonio Cultural de la Nación es un paso crucial en el reconocimiento y preservación de la rica herencia artística de esta región. La decisión del Ministerio de Cultura al otorgarle este estatus no solo enfatiza la importancia histórica y cultural de esta forma de arte tradicional, sino que también destaca la necesidad de salvaguardar y promover la diversidad cultural en un mundo cada vez más homogéneo.
El tapiz ayacuchano, enraizado en la ancestralidad de los pueblos de la región de Ayacucho en Perú, se ha convertido en un testamento viviente de la destreza artesanal y la creatividad humana. A través de su intrincada combinación de colores, patrones y simbolismo, estos tapices no solo cuentan historias de la vida cotidiana y la cosmovisión andina, sino que también representan la resiliencia de una comunidad que ha enfrentado desafíos históricos y sociales.
Esta declaración se emitió mediante la resolución viceministerial N.º 000231-2023-VMPCIC/MC, a pedido del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo firmada por la viceministra de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales, Haydee Rosas y fue publicada en la separata de Normas Legales del Diario Oficial El Peruano.
El hecho de que ahora sea considerado como patrimonio cultural no solo sirve como un merecido reconocimiento a los talentosos artesanos que han mantenido viva esta tradición a lo largo de generaciones, sino que también subraya la importancia de preservar las formas de expresión cultural únicas que definen la identidad de un pueblo. Al ser una labor que requiere una división de tareas, según roles de género, donde los varones son los tejedores a pedal y las mujeres son las encargadas del hilado, el bordado y el uso del telar de cintura, esto de acuerdo al tipo de pieza que se quiere crear.
Sin embargo, este reconocimiento plantea importantes interrogantes sobre la preservación y el apoyo continuo a las artes tradicionales en un mundo moderno que a menudo privilegia lo efímero sobre lo perdurable. ¿Cómo podemos garantizar que esta designación no sea simplemente simbólica, sino que se traduzca en acciones concretas para preservar y promover el arte del tapiz ayacuchano?
Además, es crucial reconocer la importancia de salvaguardar los derechos de los artesanos locales y asegurar que se beneficien de manera justa y equitativa de cualquier iniciativa que busque promover y comercializar el tapiz ayacuchano. Debemos evitar caer en la trampa de la explotación cultural y asegurar que los artesanos sean los verdaderos beneficiarios de cualquier impulso económico generado por el reconocimiento de su patrimonio cultural.
En última instancia, la designación del tejido del tapiz ayacuchano como Patrimonio Cultural de la Nación es un paso en la dirección correcta para preservar y promover la riqueza cultural de esta región. Sin embargo, debe ir acompañado de un compromiso continuo por parte de las autoridades gubernamentales, las organizaciones culturales y la sociedad en general para garantizar que esta forma de arte ancestral continúe floreciendo y que las comunidades locales sean las principales beneficiarias de su legado cultural. Solo entonces podremos verdaderamente apreciar la magnitud de este invaluable patrimonio cultural y honrar la labor de aquellos que han dedicado su vida a mantener viva esta tradición.
bottom of page








